jueves, 18 de noviembre de 2010

Proyecto Hidroeléctrico Brito

Dos artículos sobre este tema tan importante y tan relacionado con el conflicto con el Río San Juan....

http://impreso.elnuevodiario.com.ni/2010/09/19/nacionales/132306

Científico advierte sobre letalidad del megaproyecto hidroeléctrico Brito

Réquiem a Río San Juan

* Salvador Montenegro, del CIRA-UNAN, alerta sobre peligros que se avistan sobre dos de los principales afluentes del país: el río y el Gran Lago
* Se trata de poner una presa que detenga el flujo de las aguas del San Juan, para luego enviarlas por medio de unas turbinas por un canal que partiría el istmo de Rivas
* Desastre ecológico, económico y social, bendecido por la actual administración, que pretende recuperar soberanía con un dragado que no serviría de nada sin afluente actual

JOSÉ ADÁN SILVA Y LUIS GALEANO

A Salvador Montenegro Guillén no le cabe el papel de bromista. Sinceramente un científico como él, de aspecto adusto y cara siempre grave, no tiene gracia para el humor. Por eso en vez de risa, lo que causa es escalofrío al soltar sus dos perlas de humor negro: Nicaragua no tiene por qué preocuparse por la contaminación del proyecto minero Las Crucitas ni por el dragado del Río San Juan.

--¿Por qué profesor?-- Se le pregunta. Y la respuesta da ganas de llorar: “Porque pronto no habría río San Juan que contaminar, ni cauce que dragar”.

El director fundador del CIRA-UNAN, lleva meses de preocupación por lo que él considera “la mayor amenaza nunca vista al futuro del país”: el proyecto hidroeléctrico Brito.

Avalado por actual administración

Este proyecto, con el aval del Ministerio de Energías y Minas, MEM, contempla la construcción de una muralla sobre el río San Juan, antes de El Castillo, llamada “Presa San Isidro”, cerca de la desembocadura del río Sábalo, y otra sobre el río Brito, en el istmo de Rivas, llamada “embalse Miramar”, usando como fuente de regulación las aguas del Lago de Nicaragua.

Se estima, de acuerdo con la información oficial disponible en la página del MEM, que su potencia de producción energética sería de 250 megavatios. El costo de inversión está estimado en 600 millones de dólares, en un tiempo de cuatro años y con apoyo de una importante firma brasileña.

Para el caso del San Juan, esta obra regulará el nivel del Lago de Nicaragua mediante la construcción de una muralla de concreto de 10 metros de altura y 400 metros de ancho, localizada aguas abajo de la desembocadura del río Sábalos, a 58 kilómetros de San Carlos.

Sobre el río Brito, en el sitio conocido como Miramar, se construirá una presa de enrocado y tierra con una longitud de 735 metros y una altura de 37 metros sobre el nivel del mar. Esta presa creará un embalse regulador de 16 kilómetros cuadrados donde se instalarán la planta eléctrica compuesta por 4 unidades –turbinas y sistema—productoras de 62.5 megavatios.


Esta pared hará que las aguas del lago, que se descargan naturalmente al Caribe a través del río San Juan, se frenen en su ruta, aumenten el nivel de agua del Cocibolca y eso llenaría la represa Miramar, donde funcionarían las turbinas gigantes que generarán la energía.

El agua usada en el proceso, será lanzada al mar Pacífico en la zona de San Juan del Sur, a un volumen de 600 metros cúbicos por segundo a través de un canal de 17.2 kilómetros, administrado por los inversionistas.

La panacea maldita

“La obra la venden bien bonita, como la panacea para liberar al país de la dependencia de la energía térmica o combustibles fósiles como el petróleo. Pero detrás de esa magia que nos ofrecen, está la destrucción de todo el ecosistema del río San Juan y miles de afectaciones al lago y sus cuencas”, advierte Montenegro.

El científico dice que la obra no es nueva. Sus estudios iniciaron en los años 70 y para finales de 1978 el gobierno de Somoza pensaba buscar financiamiento para construir la obra. La guerra civil de 1979 y la salida del régimen acabaron con el proyecto hasta que en 2007, con el regreso del presidente Daniel Ortega al poder, y en alianza con Brasil, se volviera a tocar el tema.

“Ustedes que tienen la oportunidad de llegar a todos lados: díganle al país que estamos a las puertas de un desastre sin antecedentes y sin solución, una vez que todo empiece, todo se perderá para siempre”, advierte el científico como quien ve el fin del mundo a la vuelta de la esquina.

Cálculos de hace más de 30 años

Según él, los estudios del proyecto se basan en un cálculo de caudal del lago al río San Juan, de 500 metros cúbicos por segundo, realizado en 1977.

“Eso se calculó hace 35 años. El país era otro, el caudal era otro, no estábamos tan deforestados y las cuencas estaban más activas. Ahora todos sabemos que la sequía es continúa en todo el país, que la deforestación ha llevado un ritmo de 77 mil hectáreas de bosque por año y que estas lluvias e inundaciones, son una excepción, un fenómeno temporal”, dijo Montenegro.

“Esos 250 megavatios dependen de los 500 metros cúbicos por segundo calculados tres décadas atrás, y quizá no se logre hoy sostener ni la mitad ni del agua, mucho menos generar ese volumen de electricidad. El ejemplo de lo que ha sido en realidad la generación hidroeléctrica de Apanás, comparado con las alegres promesas de su diseño, ilustra este mismo caso. ¡Vamos mal desde la entrada!”, exclamó.

¿Cuáles serían los efectos posibles del dique o presa sobre el río San Juan? Aguas abajo de la muralla de 10 metros de altura, que sería construida en algún sitio cercano a la desembocadura del Río Sábalos antes de El Castillo, el hilo de agua que quede solamente volverá a recuperar caudal navegable muchos kilómetros adelante, quizá 30 kilómetros, hasta recibir las aguas de los grandes ríos costarricenses Sarapiquí y San Carlos.

¿Dragado para qué?

“Con algo de humor negro, la ventaja será que a la altura de Las Crucitas no tendremos que preocuparnos por la contaminación de nuestro río San Juan, por la mina canadiense en territorio tico, porque no tendremos ya río en ese sector, solamente otro cauce intermitente. Y del mismo modo ¿dragado para qué? Sería mejor una carretera”, dijo irónicamente.

El dragado del río San Juan, que tiene como objetivo recuperar su caudal histórico, iniciaría a finales de este mes, según Edén Pastora, a quien el presidente Daniel Ortega le orientó esa tarea con fines de reafirmar nuestra soberanía, pero esa obra no tendría sentido al llevarse adelante el proyecto Brito.

El proceso de dragado contempla evacuar tres millones de metros cúbicos de arena que se han sedimentando en el lecho del cuerpo de agua. Este trabajo se realizará en una extensión de 30 kilómetros hasta la desembocadura, desde El Delta- sitio donde las aguas del afluente se están desviando hacia el río Colorado de Costa Rica- hasta el San Juan del Norte, según ha explicado en múltiples ocasiones Pastora.

“La desembocadura no puede ser en río Colorado, tiene que ser en la bahía de Punta Castilla donde lo establecen los tratados, el Laudo Cleveland, un punto en el cual nos hemos puesto de acuerdo con los costarricenses”, ha sido el discurso de Pastora.

“Con la cortina, dique o presa prevista, la navegación no resultará posible para los lugareños o el turismo, aún con esclusas, innecesarias como veremos. Los esfuerzos del gobierno de Nicaragua de resolver el problema de navegación mediante la limpieza o dragado del delta del río, quedan convertidos en inútiles, ya que inevitablemente disminuirá al mínimo el flujo del río, porque el proyecto excluye entre otras opciones, el uso múltiple del río San Juan”, indicó Montenegro.

“Uno de los estandartes del desarrollo turístico, la Ruta del Agua, llegará hasta el sitio de presa. Igualmente grave, el gobierno que ha levantado dignamente nuestra bandera de soberanía en el río San Juan, no podrá impedir que esta soberanía quede fraccionada aguas abajo del sitio de la presa, relegando a la población nacional local –estimada en unas 50 mil personas-- a todavía un mayor aislamiento, y empujada cada vez más a buscar soluciones en Costa Rica”, advirtió el científico.

Proyecto Brito va viento en popa

El proyecto hidroeléctrico Brito, estimado a concretarse en el año 2015, sería el de mayor de su tipo del país en términos de generación eléctrica, con un máximo de 250 megavatios de potencia. De acuerdo al discurso oficial, con eso se cubriría la mitad de la demanda energética actual del país.

El plan energético va viento en popa. El Ministerio de Energía y Minas (MEM), dirigido por Emilio de Jesús Rappaccioli Baltodano, a través del acuerdo ministerial No.09 DGERR-09-2010, extendió la licencia provisional a un consorcio empresarial privado, para realizar los estudios de factibilidad en la zona del río Brito, cercano a la cuenca del Lago Cocibolca.

La licencia tiene validez por un período de 20 meses y especifica la “ejecución de investigaciones de campo”, para el estudio de factibilidad del proyecto hidroeléctrico.

A finales de febrero de 2009, el MEM firmó un acuerdo de intenciones con el Grupo Andrade Gutiérrez, empresa brasileña que está interesada en el desarrollo de Brito. Rappaccioli aseguró entonces que un estudio preliminar que presentó la empresa, destacaba que el proyecto era “factible técnicamente y financieramente atractivo”.

El proyecto se suma al “Tumarín”, que ejecuta la también empresa brasileña Peiros Galvao, en la cuenca del río Tuma, en Matagalpa, con capacidad de 160 megavatios, finalizado a finales de 2012.


“Estos dos proyectos son un importante avance en la generación de energía renovable, en el cambio de la matriz energética de Nicaragua, para acabar con el predominio de la generación a base de búnker o fuel oil”, expresó el ministro Rapacciolli, durante el acto de la formalización del acuerdo.

“Somos una empresa con 60 años de existencia y estamos jugando el papel de colaboradores del Gobierno y estamos satisfechos de invertir en Nicaragua", indicó Ronaldo Alves Pereira, representante de la empresa Andrade-Gutiérrez.

A la fecha, la empresa ha realizado estudios de factibilidad, estudios económicos financieros y ha creado, formalmente, la constitución de la empresa de propósito específico (EPE) en Nicaragua, con el nombre de Empresa Hidroeléctrica Brito (Hidrobrito).

También ha avanzado en el desarrollo del texto de Ley Específica para su presentación al MEM. Han recopilado información especializada en Ineter y tienen lista la contratación de consultores ambientales para el Estudio de Impacto Ambiental. Hidrobrito contrató al equipo ERM / F&A para la elaboración del estudio de impacto ambiental del Proyecto.

Solicitaron el Permiso Ambiental Categoría I. Sometido el 8 de junio de 2010 que incluyó el formulario, perfil del proyecto y documentación legal pertinente.

El 25 de junio de 2010 se hizo una presentación del proyecto a la Comisión Interinstitucional del Gobierno de Nicaragua. Los inversionistas y la comisión nicaragüense hicieron una visita de campo a la zona de Rivas del 5 al 7 de Julio de 2010, a la zonas de Rivas, y Río San Juan, con visitas a las alcaldías de Tola, El Castillo y San Carlos. Ya iniciaron una consulta previa en agosto pasado, con autoridades municipales y dueños de tierras en dos municipios de Río San Juan.

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http://www.nacion.com/2010-11-17/Opinion/Foro/Opinion2592578.aspx

El megaproyecto Brito: negocio de fondo de los políticos nicas
Los daños ambientales del mega-proyecto Brito deben ser el motivo de nuestra lucha

Guillermo Quirós Álvarez Oceanógrafo Físico oceano@ice.co.cr

La actual disputa por la isla Calero es solo el inicio del problema de fondo. El gobierno sandinista y sus socios venezolanos, con fondos del BCIE, pretenden desviar el 90% de las aguas del río San Juan hacia la vertiente del Pacífico, convirtiendo a su paso el lago Cocibolca en una enorme represa hidroeléctrica, que proporcionará 1,130 gigavatios (GW) de potencia anual. Ese es el gran negocio oculto, que, a espaldas del propio ordenamiento legal nica, pretenden imponer a fuerza de mentiras y fuego.

La actual disputa por la isla Calero es solo el inicio del problema de fondo. El gobierno sandinista y sus socios venezolanos, con fondos del BCIE, pretenden desviar el 90% de las aguas del río San Juan hacia la vertiente del Pacífico, convirtiendo a su paso el lago Cocibolca en una enorme represa hidroeléctrica, que proporcionará 1,130 gigavatios (GW) de potencia anual. Ese es el gran negocio oculto, que, a espaldas del propio ordenamiento legal nica, pretenden imponer a fuerza de mentiras y fuego.

Días atrás, el columnista Daniel Flores de El Nuevo Diario de Nicaragua, voz oficial del gobierno sandinista, denunció públicamente la falta de licitaciones y la génesis espuria venezolana del capital de trabajo, con respecto a la ejecución apresurada del proyecto hidroeléctrico Brito, que planea utilizar las aguas del río San Juan. Y como dentro de ese marco Pastora y sus secuaces del Ejército han invadido Costa Rica, me di a la tarea de conseguir copia oficial del proyecto, el cual, para mi sorpresa, involucra daños y perjuicios ambientales de enorme magnitud para nuestro país y que nuestro pueblo y Gobierno deben conocer.

Después de la lectura del documento oficial de la empresa consultora contratada por el gobierno sandinista Andrade-Gutiérrez (publicado en Nicaragua, junio 2010), se deriva que el dragado del actual cauce del río San Juan frente a la isla Calero, constituye tan solo una distracción política temporal, vinculada al miniproyecto que aprovechará el caudal ecológico que dejarán al río San Juan hacia su desembocadura caribeña.

Esfuerzo desesperado. Y como bien analiza el Dr. Astorga el pasado domingo: http://www.nacion.com/2010-11-14/Opinion/Foro/Opinion2588598.aspx, la agresión actual es un esfuerzo desesperado por darle vigencia a la apropiación indebida de la esquina noreste de nuestro territorio, única alternativa hidrológica que permitiría la estabilidad de una represa hidroeléctrica frente a isla Calero, que, de construirse del lado nica, frente a San Juan del Norte, terminarían por ahogar en sedimento pocos años después las corrientes marinas que circulan de norte hacia el sur. Por eso, sus asesores en hidráulica –obviamente extranjeros–, les han recomendado como única solución construir la represa en isla Calero –justo donde deforestaron–, para proteger sus intereses al abrigo de la laguna Los Portillos, en territorio tico.

El gran proyecto planea construir una represa a la altura de El Castillo, a 57 km al este del desaguadero del Lago, sobre el cauce del río, la cual devuelve el 90% del caudal que proviene de ríos costarricenses, equivalentes a un caudal de 400 m³/s, los cuales constituyen hoy el grueso de las aguas que nutren los humedales asociados al Parque Nacional de Fauna Silvestre Barra del Colorado. Por ello, al ejecutarse el proyecto Brito se secarían totalmente los humedales del Caribe Norte de Costa Rica y se inundarán, por otro lado, las llanuras de Los Guatusos, en cuya planicie se encuentran poblados como Los Chiles, Santa Elena y el humedal Medio Queso. Todo ello constituiría una alteración ambiental en nuestro territorio que no debemos permitir.

Una represa menor. Este proyecto requiere de una inversión preliminar nada despreciable de US$1.152.059,28. Hasta hoy ha sido impulsado por la Secretaría de Integración Centroamericana y financiado en diversos momentos por el BID y el BCIE, como consta en el documento citado. Incluye la generación de electricidad en una represa ubicada al sur de Rivas (río Brito), del orden de 250 megavatios (MW) de potencia, lo cual se obtiene al elevar el nivel del lago de Nicaragua hasta 33 metros sobre el nivel del mar, cuya consecuencia es la inundación de los territorios ubicados al sur del Lago y al sur de los primeros 57 km aguas abajo del río San Juan; todo en territorio costarricense. Pero, además, el proyecto incluye aprovechar el caudal ecológico que quedaría en el río, a través de una represa menor de 2,8 megavatios en el Caribe, con un embalse de 8 m de altura sobre el nivel del mar, ubicado en isla Calero, motivo de disputa actual. Los daños ambientales que ocasionaría este megaproyecto debieran constituir el motivo de fondo para reorientar nuestra lucha en organismos internacionales, pues percibo que carecemos de una visión integral del problema. Sobra manifestar nuestro decidido apoyo técnico a los esfuerzos de las autoridades nacionales para profundizar en las consecuencias aludidas y defender nuestros legítimos intereses patrios.

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