jueves, 18 de noviembre de 2010

El Río San Juan: Los espejismos que lo empañan

Columna
LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (261)
Por Rogelio Cedeño Castro.
Correspondiente al domingo 14 de noviembre de 2010.

EL RÍO SAN JUAN: LOS ESPEJISMOS QUE LO EMPAÑAN.

ooooo

El estado de abandono en que el estado costarricense mantiene a las regiones fronterizas con los países o estados-nación vecinos de Panamá y Nicaragua es tal que resultan ridículos, por no decir patéticos y mentirosos, los alegatos que pueden estar incluso bien fundados desde el punto de vista jurídico, acerca de la soberanía nacional en un área del Río San Juan, fronteriza con la República de Nicaragua, algo que no estamos poniendo en duda, como un asunto puramente formal. Esos temas y disputas teniendo como trasfondo el río limítrofe entre ambos estados, lo mismo que sus áreas contiguas y el territorio de la hasta ahora desconocida isla Calero, sólo sirven a los juegos de poder de las elites o grupos dominantes en ambos países, las que tienen en común su indiferencia hacia las áreas fronterizas y sus habitantes, los que por el general viven en situaciones dramáticas de pobreza y de carestía de lo más elemental para llevar una vida digna.

ooooo

La verdad es que estas nociones de lo fronterizo y de la soberanía de los estados nacionales han llegado a ser anacrónicas y egoístas, razón por la que resulta deseable para el siglo que se inicia, dentro de una
visión más humanista, la materialización de una legítima aspiración que nos conduzca, a través de un enfoque integral e innovador del tema, hacia una verdadera paz en el istmo centroamericano, construida sobre las bases de la justicia y la equidad. Todo esto debe traducirse en la conversión de las áreas fronterizas en espacios de cooperación en beneficio de los habitantes de esas olvidadas comarcas, tal y como sucede en la Europa Comunitaria del cambio del siglo, donde las fronteras entre los estados casi han desaparecido, a pesar de las lamentables actitudes xenófobas del presidente francés Nicolás Sarkozy, que se tradujeron en la expulsión de un número grupo de gitanos, de origen rumano, del territorio francés, olvidando su naturaleza de espacio común europeo, hace apenas unos meses.

ooooo

Por otra parte, contrasta vivamente la actitud, al parecer enérgica y patriótica (¿patriotera acaso?) del gobierno de Costa Rica, frente a este tema del dragado del Río San Juan y las acciones más recientes ejecutadas por las autoridades del país vecino, cuyo rasgo más visible ha sido su gran dosis de torpeza y su visión cortoplacista, a pesar de sus anuncios de acudir al Tribunal Penal Internacional de La Haya, Holanda, con la manera complaciente, por no decir cargada de indiferencia, que ha observado la cancillería costarricense frente a la poco feliz (más bien nefasta) iniciativa nicaragüense de construir una gigantesca represa sobre ese río, la que terminaría por ocasionar daños irreparables a los ecosistemas que conforman la cuenca del lago de Nicaragua o Cocibolca y el propio río San Juan, con sus importantes afluentes los ríos San Carlos y Sarapiquí que nacen en la región central de Costa Rica. ¿No será que los dos gobiernos manejan un gato encerrado sobre este tema, con tantas implicaciones, y más bien tienen intereses comunes que los llevan a lanzar cortinas de humo para distraer a sus desaprensivos ciudadanos, para que de esta manera, se ocupen de lo accesorio dejando por fuera lo esencial?

ooooo

En este lamentable asunto sólo cabe esperar, de manera serena y paciente, que una vez pasada la histeria, la razón y el juicio crítico vuelvan a imperar, a pesar del delirio patriotero que las, por lo demás antipatrióticas y entreguistas (hacia las políticas de los que, desde Washington, están preocupados por recuperar su back yard) élites costarricenses, procuran inculcar entre un sector significativo de la población, proclive hacia un populismo de derechas cuyas actitudes parecen semejarse a las del Tea Party de la ultraderecha liberticida del imperio del norte, contando con el decisivo concurso de los medios de (in)comunicación social y su portentosa habilidad para el manejo de las claves de un universo cerrado y por ende totalitario, en el que los minutos del odio, a la manera orwelliana de la novela 1984, resultan una parte esencial de esta (y otras) puesta en escena, que nos recetan todos los días, desde las pantallas de la televisión nacional(¿???). De ahí los delirios del liberticida Otto Guevara quien ha hablado, durante estos días de irrealidad, hasta de invocar en este caso, la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947, el que sólo sirvió para imponer la voluntad del imperio estadounidense en esta área continental, durante las décadas de la guerra fría.
_____________________________

Firma responsable: Rogelio Cedeño Castro, profesor de la Escuela de Sociología de la UNA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario