miércoles, 17 de noviembre de 2010

Artículo en Página Abierta

Diario Extra
Página Abierta
16 de noviembre del 2010

http://www.diarioextra.com/2010/noviembre/16/opinion09.php


A dos millas del Lago



Freddy Pacheco*
frepaleon@gmail.com


Gracias a la generosidad de ciertos funcionarios ticos, Nicaragua estaría viendo aumentado su territorio en un área equivalente a la que suman los cantones de San José, Palmares, Barva, Santo Domingo, Belén, Escazú, Goicoechea, Alajuelita, Tibás y Moravia. Doscientos noventa y siete kilómetros cuadrados (297 km2) de territorio costarricense estarían siendo regalados, en un acto de altruismo excepcional, en la zona limítrofe al sur del Lago de Nicaragua. Dicha donación es comparable a la de tomar las superficies ocupadas por esos 10 cantones y, sin que haya sido siquiera solicitado por los funcionarios nicas, se les comunique que pueden hacer uso soberano de ellos.


Pues sí, aunque parezca un cuento de mal gusto, gracias a decisiones tomadas hace 16 años en la cancillería tica y el Instituto Geográfico Nacional, 297 km2 de superficie costarricense del norte del país, perderían, si lo permitimos, su carácter tico al haber sido regaladas al país vecino. Decisiones que, como se podrán imaginar los estimables lectores, se oponen a lo señalado en el Tratado Cañas - Jerez, suscrito por el General Cañas en representación de Costa Rica, en 1858.


Ahora bien, si el asunto fuere confuso y necesitara de una compleja interpretación, tal vez justificaríamos tal afrenta al suelo patrio, pero como no lo es, reclamamos de parte de nuestros gobernantes el respeto por dicho Tratado de límites y por la Constitución Política, en cuanto a que "Nadie puede arrogarse la soberanía", como lo han hecho los responsables de este desaguisado técnico-diplomático.


Está claro en el Tratado. ¡Veamos cuan sencillo es! : resulta que el Tratado Cañas-Jerez dice claramente que "La línea divisoria de las dos Repúblicas…" ha de seguir un curso que diste siempre dos millas… de la margen derecha del propio Lago". Sin embargo, nuestros brillantes y generosos funcionarios, hace tan solo 16 años (en 1994) insistieron en una línea divisoria que en un punto está alejada ¡5, 5 millas de dicha margen! Línea divisoria que, como lo puede comprobar usted amigo lector con solo una rápida mirada a cualquier mapa de Costa Rica, jamás sigue lo estipulado en el Tratado firmado hace 152 años. ¿Y por qué? se preguntarán ustedes. Pues porque algunos se arrogaron la soberanía de Costa Rica y actuando a nombre propio, promovieron y siguen defendiendo (un poco en las sombras) una delimitación que nada tiene que ver con lo acordado a mediados del siglo XIX y que tiene plena vigencia.


Como parte de sus argumentos han hecho uso torcido de los textos de las actas de la llamada Comisión Alexander, que para entonces se habían robado de la cancillería. Interesa además señalar que el Gral. Alexander, en el Laudo N°4, cita cinco veces que la distancia de la frontera a la margen del Lago ha de ser de dos millas. Así que no podían citar un documento que ni siquiera tenían en su poder, los funcionarios públicos del Instituto Geográfico y la Casa Amarilla, para justificar el regalo que generosamente se sintieron capaces de hacer.


Por otro lado, más allá de los inmerecidos maltratos a que han sido sometidos los vecinos de las tierras regaladas por unos despistados empleados públicos, por su investidura, ha de tomarse en cuenta lo expresado por el ex-presidente José María Figueres: "…se realizó un amojonamiento en línea recta, cuando lo que correspondía era hacerlo paralelo al borde del lago de Nicaragua, según lo establece el Tratado Cañas Jerez" (La Prensa Libre, 7.9.94)


ACOGER LA PROPUESTA NICARAGÜENSE.


Por todo lo anterior (y más) instamos muy respetuosamente a acoger la propuesta del gobierno de Nicaragua en el sentido de hacer un amojonamiento moderno basado en los textos citados y no en los croquis o los mapas. Así, se corregiría el error cometido por funcionarios ticos que actuaron como dueños de una finca que les había caído del cielo. Parece tan fácil ubicar, con exactitud milimétrica, los mojones a dos millas del lago de Nicaragua…


Ha de quedar claro que los nicaragüenses manifiestan nuevamente que jamás han pretendido el irrespeto al Tratado Cañas-Jerez, cuando más bien su actitud oficial ha sido la de defender fielmente lo allí escrito, aunque lo que está sucediendo con el territorio tico que forma parte de la isla Calero es contradictorio. Por nuestra parte, esperamos consecuencia de parte de los gobernantes costarricenses que, para dicha de todos, obviaron ratificar con su firma las actas de los 136 mojones ubicados en 1994, tal y como reclamara en la OEA el embajador nicaragüense.


*Catedrático UNA

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