miércoles, 24 de noviembre de 2010

PRONUNCIAMIENTO DEL COLECTIVO COSTARRICENSE DE PSICOLOGIA DE LA LIBERACION

PRONUNCIAMIENTO

1. Consideramos que es evidente que las acciones, los discursos políticos,
los aciertos y los desaciertos que hemos visto durante las últimas semanas
se asientan sobre una controversia que tiene hondas raíces históricas, y que
evidencia la carencia de mecanismos al más alto nivel para tratar con la
debida atención asuntos sensibles para ambos Estados, lo que a todas luces
nos resulta inaceptable. Es justo y necesario, que se proceda, lo más pronto
posible, a delimitar debidamente la frontera entre ambos países, para evitar
complicaciones futuras. Cuesta entender por qué no se ha hecho antes.


2. Esta disputa ha sido manejada de forma tal que se han generado emociones
negativas, de innecesario antagonismo, evidenciando expresiones muy
peligrosas de xenofobia. Alertamos, como lo han hecho otros sectores, contra
los nacionalismos agresivos y los discursos patrioteros que incitan al odio
o a la violencia. Algunos medios de comunicación masiva, desgraciadamente,
han sido responsables, en buena medida, del desarrollo de estas tendencias.


3. La crisis ha evidenciado, por otro lado, la situación de vulnerabilidad
en que se encuentran miles de nicaragüenses que han migrado a nuestro país
para resolver su sobrevivencia económica. Estas vidas desplazadas, que han
registrado sufrimiento y todo tipo de situaciones personales y familiares
complicadas, no pueden visualizarse como chivos expiatorios, o como piezas a
mover en estrategias de confrontación, y, tampoco, como factores meramente
económicos a contemplar en los cálculos políticos. También debemos resaltar
que desde hace ya mucho tiempo miles de personas procedentes de ese lado de
la frontera se han integrado a la vida económica, social y cultural de Costa
Rica, haciendo importantes aportes, lo que hace que el fomento de
antagonismos entre los pueblos sea todavía más absurdo y nocivo.


4. Consideramos acertado, a como están las cosas al día de hoy, que la
disputa territorial se dirima mediante los mecanismos establecidos por el
derecho internacional, en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sin
agravamiento de las tensiones por parte de los gobiernos con desplazamientos
o movimientos de elementos armados, o con discursos incendiarios. Esto no
debe excluir, de manera alguna, el tratamiento por ambos Estados de otros
asuntos que tienen en común. No queremos, como Colectivo, conflictos y odios
entre nuestros pueblos, pero tampoco queremos conflictos desbordados entre
nuestros gobiernos, ya que estos suelen, irremediablemente, arrastrar a los
pueblos, que son los que ponen las cuotas de dolor.


5. Lo que ha sucedido en estos días demuestra, por otro lado, las grandes
carencias que tenemos en lo que se refiere al encuentro cultural,
científico, social, ambiental, entre nuestros dos pueblos, que harían mucho
más difícil que se exacerbe la xenofobia o el nacionalismo agresivo. Creemos
que esto es un asunto que atañe a todos los sectores, y que debemos hacer
mayores esfuerzos en aras de la integración con nuestros hermanos y hermanas
nicaragüenses, en diálogos y encuentros con equidad y espíritu de
colaboración. Tenemos mucho que compartir, tenemos mucho que aportar los
unos a los otros. Si esgrimimos banderas, en este contexto, que sean
aquellas que mejor caracterizan las mejores tradiciones pacifistas y de
amistad que están presentes en el sentir de grandes sectores de nuestro
pueblo.


6. Alertamos del peligro que entraña que este diferendo quiera ser
aprovechado geopolíticamente por otros países o fuerzas políticas. Los dos
gobiernos de Costa Rica y de Nicaragua deben, a nuestro juicio, hacer todos
los esfuerzos por resolver sus diferencias sin intervención de terceros, y
las disputas que persistan deben ser resueltas, como hemos dicho, por las
instancias del derecho internacional. Son peligrosos, y sumamente
desafortunados, los llamados que han hecho algunos para que haya
intervención de fuerzas militares extranjeras, acción que solo desgracias
puede traer a ambos pueblos. No queremos, además, ser fichas en juegos
geopolíticos con peligrosos componentes militares.


7. Alertamos, así mismo, acerca de las intenciones ya manifiestas en algunos
sectores de querer aprovechar la situación para empujar al país, a nuestro
pueblo, en dirección de la militarización. Consideramos sumamente peligrosos
los llamados a desarrollar el derecho militar, por ejemplo, o a formar,
directamente, un ejército, con la excusa de enfrentar situaciones como la
acaecida. Esto solo puede agravar los problemas y conducir al país, que
enfrenta desafíos tan serios, en una dirección que lo desvía de su
trayectoria histórica y que significaría mayores desgracias para nuestro
pueblo.


8. Independiente de la situación territorial, hay serias implicaciones
ecológicas en las acciones tomadas por el gobierno nicaragüense, y estas
deben ser objeto de una atención intensa por parte de sectores ecologistas y
la opinión pública de ambos países, haciendo las denuncias y gestiones
pertinentes, que tienen todo nuestro apoyo. Esto no puede tomarse, sin
embargo, como excusa para desviar la atención acerca del daño ecológico que
ha sido auspiciado por el gobierno actual y el anterior dirigido por los
Arias en proyectos como Crucitas, o para desviar la atención de otras
situaciones cuestionadas fuertemente por la opinión pública, como lo que
concierne a "Autopistas del Sol", donde también se han dado serios daños
ecológicos. Nos preocupa sobremanera, en este contexto, las declaraciones
agresivas emitidas en San Carlos por la Sra. Presidenta de la Republica en
contra de activistas ecologistas costarricenses.


9. Otro aspecto a considerar es el daño humano causado a las poblaciones
fronterizas históricamente caracterizado por el abandono político. En ambas
fronteras la miseria de nuestro pueblo es evidente y este daño también debe
ser motivo de compromiso serio de parte del gobierno y de todos los
gobiernos de turno.


Desde el Colectivo Costarricense de Psicología de la Liberación hacemos un
llamado a la resolución pacífica de los diferendos territoriales con
Nicaragua, y alertamos contra la xenofobia y el exacerbamiento de
nacionalismos agresivos en ambos lados de la frontera. Deploramos, también,
los intentos de quienes, aprovechando la situación, buscan avanzar en una
agenda de militarización del país e intervención militar extranjera. Esa
agenda está en marcha, y debemos oponernos a ella. Así mismo, llamamos a
enfrentar con decisión las acciones lesivas a la ecología en la región.


San José, 22 de noviembre, 2010.
Tomado de: Juventud-FA.

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