miércoles, 5 de enero de 2011

Editorial de The Washington Post

http://www.tribunademocratica.com/2010/12/la_administracion_obama_se_muestra_indulgente_ante_la_agresion_nicaraguense.html

La administración Obama se muestra indulgente ante la agresión nicaragüense

Periscopio: allende nuestras fronteras | 28 de Diciembre 2010

• Editorial de The Washington Post

Hace un cuarto de siglo, los Estados Unidos realizaron esfuerzos extraordinarios a fin de impedir la consolidación de una dictadura izquierdista en Nicaragua, incluso financiaron un ejército de oposición y llegaron a minar los puertos del país. Ahora ese mismo país se desvía de vuelta hacia una dictadura bajo el mismo jefe, Daniel Ortega, y recientemente envió tropas a la vecina Costa Rica para ocupar un territorio que le disputa. ¿La reacción de Washington? Una invitación a solicitar asistencia externa.

Ortega perdió una elección en 1990 y volvió a perder tres más; nunca ha obtenido el apoyo siquiera de un 40 por ciento de los nicaragüenses. Pero la manipulación corrupta del Congreso y de las cortes del país le permitió retomar la presidencia tras la elección de 2006, y desde entonces se ha dedicado a desmantelar los balances y controles del sistema. Una Corte Suprema ilegítima, integrada solo por quienes él ha designado, resolvió que puede ser candidato a la reelección presidencial el año próximo no obstante que la constitución se lo prohíbe de manera expresa.

Al aspirante a presidente vitalicio se le ha ocurrido una manera de provocar apoyo público: invadir otros países. En octubre, Ortega lanzó una operación para desviar el curso del río San Juan, que corre entre Nicaragua y Costa Rica, y desplegó tropas para ocupar una isla en territorio costarricense. La Organización de Estados Americanos ha votado, por amplio margen, dos resoluciones que demandan el retiro de Nicaragua; Ortega se ha negado a acatarlas. Costa Rica, que abolió su ejército hace medio siglo, no tiene más opción que recurrir a la Corte Internacional de Justicia.

Resulta tentador imaginarse cómo habría reaccionado la administración Reagan si Ortega hubiera empleado esta maniobra a mediados de los años 80. ¿Hubieran pasado los marinos de Estados Unidos su Navidad en Managua? No es que favorezcamos ese curso de acción: no se justifican medidas militares innecesarias contra Ortega. Sin embargo, sorprende cuánto ha oscilado el péndulo político. La administración Obama, que ha dado a la izquierda antidemocrática de Latinoamérica un trato de negligencia complaciente, no ha condenado la usurpación territorial perpetrada por Nicaragua. De hecho, el Departamento de Estado aún no ha dicho nada sobre la cuestión - hasta el presidente de Panamá se ha corrido el riesgo de provocar la ira de Ortega poniéndose del lado de Costa Rica.

Mientras tanto, Robert Callahan, embajador de los Estados Unidos en Nicaragua, anunció poco después de la invasión que Nicaragua volvía a ser elegible para recibir asistencia de la Cuenta del Desafío del Mileno, supuestamente reservada para países que respetan los principios democráticos. Agregó que confiaba en que Nicaragua solicitaría asistencia. En 2008 se le frenó un subsidio de esa Cuenta a Nicaragua por los abusos de Ortega. A pesar de todo, la Corporación del Desafío del Milenio considera que Nicaragua está en capacidad de un nuevo acuerdo, según criterios que incluyen el “respeto a la ley” y a los “derechos políticos”.

La directiva de la corporación, que tiene a varios miembros prominentes de la administración Obama, decidirá el próximo mes si Nicaragua está en capacidad de recibir asistencia. La junta debe dejar muy claro que Ortega ha arruinado las posibilidades de su país. Para ser justo, el embajador Callahan, anticipando esa decisión, quizá procuraba avergonzar públicamente a Ortega, ya que los programas estadounidenses de desarrollo son populares en Nicaragua. Aún así, los Estados Unidos han entreabierto la posibilidad de brindar asistencia a un gobierno que ha violado su propia constitución y ha invadido a un vecino democrático. Es difícil discernir algún principio en tal política.

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/12/25/AR2010122501786.html

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