lunes, 28 de febrero de 2011

Comentario sobre la situación de la Radial a Atenas

Las opciones para aprovechar la destrucción de la Radial son ilimitadas

En Atenas hace falta espabilarse

Johnny Mora A.

Para algunos, el subdesarrollo es una actitud mental. Algo similar vale plenamente para la situación creada en torno a la Radial de Atenas, construida por Autopistas del Sol.

En los últimos tiempos no ha habido interpretación más injusta, más inaceptable incomprensión y egoísmo más rastrero, que el aplicado a la actitud asumida por las máximas autoridades del MOPT y esa empresa española en beneficio de todos los costarricenses.

Hoy podemos decir a los cuatro vientos, que si en Estados Unidos se encuentra el imponente Cañón del Colorado, en el Mediterráneo el Peñón del Gibraltar, en Sudamérica la Gran Garganta del Iguazú, en Costa Rica contamos a mucho orgullo, con la descomunal Radial de Atenas…

Claro, las otras son obra de la naturaleza, pero la nuestra es una obra imponente, fruto genial de la mano del hombre, pensada y repensada hasta los últimos detalles por lo mejor de la ingeniería mundial.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. En realidad en Atenas, se está fraguando uno de los proyectos más ambiciosos e iluminados, pero, a la vez, menos comprendidos, para impulsar el desarrollo de esa zona de nuestro país.

Estamos muy lejos del inmovilismo, servilismo, complacencia, condescendencia y favorecimiento, con que se quiere calificar la actitud de nuestras autoridades en este sonado caso. Todo lo contrario, lo que presenciamos es patriotismo a manos llenas y una voluntad de hierro para defender los intereses de la colectividad.

En realidad, todo ha estado fríamente calculado. Los farallones y derrumbes que hoy siembran la radial tienen un fin. El paisaje lunar con el que nos topamos, tiene un cometido. El abandono y destrucción casi irremediable de la vía tiene un objetivo. Valga decir, que las opciones para el aprovechamiento de este desastre, son ilimitadas. Falta eso sí, otra actitud mental, ubicarse en la globalización, percibir que estamos próximos al 21 de diciembre de 2012. Se requiere, en fin, de un cambio absoluto y total de paradigmas.

Esto es lo que han venido esperando paciente y responsablemente el MOPT y la compañía española, sólo que a los habitantes de Atenas aún no se les ha caído el cuatro.

Hace falta esa sana ambición empresarial que acompaña las grandes aventuras humanas, se carece de suficientes aspiraciones lucrativas que son las que mueven montañas y –en este caso- vuelven un rentable negocio carreteras construidas a troche y moche.

Veamos al menos tres opciones que saltan a la vista, aunque podrían existir muchas más.

Primera opción. ¿Quién dice que el mejor clima del mundo no podría contar con pistas para esquiar? La nieve artificial es hoy una realidad y con los equipos adecuados se podrían cubrir los acantilados y declives de lo que fuera la radial, para convertirla en una de las pistas más arriesgadas, sinuosas y traicioneras, pero, a la vez, de las más atractivas del mundo. Nieve y piscinas, hielo y calor, merengue y cuernos alpinos, trópico y paisaje montaraz… ¿Qué más desearía un turista ávido de riesgos interminables, compitiendo con los pedregones que todos los días, incluso en verano, se deslizan hacia el vacío por las empinadas laderas?

Segunda opción. ¿Han oído hablar del Skyway, ese puente en forma de herradura que se construyó en el Cañón del Colorado? ¿Por qué no podemos contar nosotros con un puente similar de vidrio y acero, que muestre desde las alturas todos los detalles de la catástrofe, con sus rocas inmensas, sus cavernas profundas, sus acantilados recónditos? El vértigo en Atenas estaría asegurado por los barrancos y cañones escarpados que rodean la vía, con la ventaja de que no habría la oposición de tribus indígenas, como en Colorado. El peaje se colocaría en el puro centro del puente para que nadie se escape sin pagar.

Tercera -pero no última- opción. Imaginación, avidez, deseos de superación, esto es lo que tratan de incentivar los amigos españoles y del MOPT. Para muestra esta tercera alternativa, quizás la más ambiciosa. Imagínense ustedes una recreación de la Batalla de las Termópilas en la propia Atenas. Del lado de los locales tendrían que ubicarse 300 atenienses, porque traer a espartanos saldría muy caro, mientras viajan a Orotina y desde allí por el Monte del Aguacate hasta Atenas. Lo mismo podría decirse de los griegos, aunque por el cruce de Santa Eulalia podría llegar una representación del vecino cantón. De todas maneras, con 300 atenienses bastaría para garantizar un espectáculo memorable. Del lado de los invasores, hubieran caído de perlas los trabajadores chinos del estadio, baratos y talentosos, como ya lo demostraron en dramáticos y conmovedores anuncios televisivos, pero ya se hizo tarde para hacer realidad esta opción. Una alternativa de oro sería hablar con Edén Pastora. Éste, con su desarrollado olfato empresarial, al vuelo tomaría la idea y más bien habría que calmarlo para que no se le multiplique la inventiva.

La ventaja es que no tendría que construir dragas hechizas, que se recalientan cada hora y hay que estarlas arreglando cada semana. Imaginémonos la escena épica, reconstruida en medio de los acantilados de la radial, con águilas sobrevolando las alturas, estandartes flameando entre valles y colinas, generales invasores –con pasaporte- enfrentando a 300 griegos y atenienses. ¡Seríamos la envidia de Hollywood!

Pero claro, para todo esto se hace necesario esperar con paciencia franciscana. Las grandes ideas se construyen paso a paso. Esto explica las semanas, meses y, si es necesario, años, que Autopistas del Sol y los señores del MOPT están dispuestos a esperar, sin mover una piedra en la colapsada radial de Atenas. Cualquier otra interpretación resulta de mal gusto y es, por demás, malintencionada, impertinente y sin fundamento.

Para terminar, según ha trascendido, planes similares están ya en elaboración en lo que será la ampliación de la ruta a San Ramón.

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